En su comentario sobre Lucas 5, 16, san Gregorio el Teólogo afirmó que el retiro de Nuestro Señor al desierto para orar, después de realizar Sus obras entre el pueblo, intentaba enseñarnos que hay un tiempo para la acción y un tiempo para la oración, la contemplación y el retiro.
San Gregorio Nacianceno, sobre Lucas 5, 16: "Y de hecho sus obras las realizaba en medio del pueblo, pero la mayor parte del tiempo oraba en el desierto, decretando la libertad de descansar un poco del trabajo para conversar con Dios con un corazón puro. Pues no necesitaba cambio ni retiro, ya que no había nada que pudiera relajarse en Él, ni lugar alguno en el que pudiera recluirse, pues era Dios, sino que era para que supiéramos claramente que hay un tiempo para la acción, un tiempo para cada ocupación superior."
Lucas 5, 15-16: "Y difundiéndose mas y más la fama de Él, las muchedumbres afluían en gran número para oírlo y hacerse curar de sus enfermedades; pero Él se retiraba a los lugares solitarios, para hacer oración".
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Lugares no sólo solitarios, sino, además, silenciosos. De nada sirve estar solo si uno, en el afán de escapar su propia consciencia y la voz de Dios o de sus mensajeros, decide ocupar esos lugares de meditación en su cabeza con otros ruidos del mundo, como música, noticieros, películas y programas de radio que se dejan sonando de fondo para evitar la aparición de pensamientos incómodos.
La gente de hoy tiene tan mala voluntad que se encargan de privarse de su propia habilidad de pensar, no vaya a ser que se enteren de que no están cómodos con los bienes meramento mundanos que tienen, sino que, además, sus almas tienen sed del Señor, su Dios. Pobres de los que usaron los momentos de soledad con imprudencia, porque, cuando digan «Señor, nunca me diste una oportunidad de conocerte» el Día del Juicio, se les recordarán todas las veces que podrían haberlo haberlo buscado, y que, en el fondo de sus corazones, sabían que deberían haberlo hecho.
Jesucristo es la Verdad, el Camino y la Vida. El que no se dispone a buscar la Verdad, la desprecia, y por lo tanto desprecia a Jesucristo, y por lo tanto se priva del único camino por el que se puede llegar a Dios.