Como he demostrado anteriormente, no hay manera posible de que los niños sea liberados del pecado original que no sea por el sacramento del bautismo. Esto, por supuesto, prueba que no hay manera que se salven los niños que no sea a través del sacramento del bautismo. Por lo mismo, las siguientes definiciones afirman simplemente lo que ya ha sido establecido: no es posible que un niño entre en el reino de los cielos sin recibir el bautismo de agua, sino que, al contrario, descenderá al infierno.
Papa Eugenio IV, Concilio de Florencia, “Laetentur coeli”, sesión 6, 6 de julio de 1439, ex cathedra: “Asimismo definimos (…) las almas de aquellos que mueren en pecado mortal actual o con solo el original, bajan inmediatamente al infierno, para ser castigadas, si bien con penas diferentes”[1].
Papa Pío VI, Auctorem fidei, 28 de agosto de 1794: “26. La doctrina que reprueba como fábula pelagiana el lugar de los infiernos (al que corrientemente designan los fieles con el nombre de limbo de los párvulos), en que las almas de los que mueren con sola la culpa original son castigadas con pena de daño sin la pena de fuego – como si los que suprimen en él la pena del fuego, por este mero hecho introdujeran aquel lugar y estado carente de culpa y pena, como intermedio entre el reino de Dios y la condenación eterna, como lo imaginaban los pelagianos –, es falsa, temeraria e injuriosa contra las escuelas católicas”[2].
Aquí el Papa Pío VI condena la idea de algunos teólogos de que los niños (párvulos) que mueren en pecado original sufren los fuegos del infierno. Al mismo tiempo, él confirma que esos niños van a la parte de las regiones inferiores (es decir, el infierno) llamado limbo de los niños. Ellos no van al cielo, sino a algún lugar en el infierno donde no hay fuego. Esto está en perfecta concordancia con todas las otras definiciones de la Iglesia que enseñan que los niños que mueren sin el bautismo de agua descienden a los infiernos, pero sufren un castigo diferente de los que mueren en pecado mortal. Su castigo es la separación eterna de Dios.
Papa Pío XI, Mit brenneder sorge, # 25, 14 de marzo de 1937: “‘El pecado original’ es la culpa hereditaria, propia, aunque no personal, de cada uno de los hijos de Adán, que en él pecaron (Rom. 5, 12); es pérdida de la gracia – y, consiguientemente, de la vida eterna – y propensión al mal, que cada cual ha de sofocar y domar por medio de la gracia, de la penitencia, de la lucha y del esfuerzo moral”[3].
Notas:
[1] Decrees of the Ecumenical Councils, vol. 1, p. 528; Denzinger 693.
[2] Denzinger 1526.
[3] The Papal Encyclicals, vol. 3 (1903‐1939), p. 530.
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Hola,yo creo firmemente que los niños sin bautismo van al limbo,me han preguntado que, cuando nuestro Señor venga por segunda vez, estos niños serán bautizados y puestos en el cielo asi como los antiguos padres,o pasarán ahi la eternidad?
Ese es un error. Los niños no bautizados que mueren antes del uso de la razón pasarán por toda la eternidad privados de la visión de Dios. Esta es una de las razones por qué Satanás está detrás de los abortos, porque esas almas de los párvulos nunca más volverán a tener la oportunidad de ver a Dios en el cielo. Pero hay muchas explicaciones plausibles de cómo un Dios justo podría excluir del cielo a un niño no bautizado. Dios ve todas las cosas desde la fundación del mundo, así que Él sabe exactamente lo que ese niño habría hecho si tuviera la oportunidad de vivir una vida plena. Podría haber visto Dios que ese niño habría cometido horribles y graves pecados mortales… y sufrido un castigo aún mayor en los fuegos del infierno.
el nino no nacido no tiene la culpa de no nacer a veces es por muerte natural y no aborto , que pasa si la madre no aborto y es catolica?
No sería culpable la madre en tales casos. Pero eso no cambia el dogma de que todos los que mueren con el pecado original no podrán entrar el reino de Dios. Jesús claramente enseña que debemos renacer del agua y el Espíritu Santo para salvarnos (Juan 3, 5).