25.000 diferentes denominaciones no católicas – el caos doctrinal es el fruto podrido de la religión hecha por el hombre

2 Pedro 2, 1: “Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina”.

Después de la excomunión de Martín Lutero de la Iglesia Católica en 1520, que marcó el inicio del movimiento protestante, más de 20.000 diferentes denominaciones han sido creadas en alrededor de 500 años. En 1980, la Enciclopedia mundial cristiana de David A. Barrett (Oxford University Press) dio 20.780 como el número total de diferentes denominaciones. Él proyectó que habría 22.190 denominaciones para 1985.

Esto significaría que hay aproximadamente 25.000 (o posiblemente 30.000) diferentes denominaciones hoy en día. Incluso si, por el bien del argumento, uno tomara una estimación conservadora de un número de tan solo 15.000 diferentes denominaciones, esto equivale a más de una nueva secta fundándose cada 2 semanas.

Cuando consideramos el hecho de que los fundadores originales del protestantismo ni siquiera se habían puesto de acuerdo entre ellos mismos en los puntos principales de su doctrina, tal caos de denominaciones no debería ser una sorpresa. El protestantismo es una religión hecha por el hombre, en la cual, en última instancia, cada persona determina por sí misma lo que ella piensa es la enseñanza de la Biblia. Martín Lutero (el que inició el protestantismo) condenó las opiniones doctrinales de Juan Calvino y Ulrico Zuinglio, otros dos líderes y figuras protestantes. Todos ellos reclamaban seguir la Biblia.

Básicamente, todas esas miles de sectas no católicas pretenden ser cristianas y reclaman seguir la Biblia, a pesar de que no se ponen de acuerdo entre ellas mismas en asuntos doctrinales cruciales, tales como: la naturaleza exacta de la justificación, si las obras humanas y los pecados forman parte de la salvación, si los hombres tienen libre albedrío, la predestinación, si los infantes necesitan el bautismo para la salvación, lo que es la Comunión, si es necesario confesar al Señor, cuáles libros del Nuevo Testamento aplican para nosotros hoy en día, la estructura de la jerarquía de la Iglesia, el papel de los obispos y los ministros, el Sabbat, el papel de la mujer en la Iglesia, etc. ad nauseam. La mayoría de estos grupos incluso reclaman que el ‘cristianismo’ individual será dirigido por el Espíritu Santo cuando lean en privado la Biblia. La desunión de estas sectas constituye una prueba irrefutable de que su doctrina no es del Espíritu de la Verdad, y que su principio de operación (esto es, la sola Escritura, apartándose de la Iglesia y de la Tradición) no es la doctrina de la Biblia ni la de los apóstoles.

Efesios 4, 4-5: “Un cuerpo, y un Espíritu, como sois también llamados en una misma esperanza de vuestro llamamiento. Un Señor, una fe, un bautismo”.