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El ‘Bautismo de Deseo’ Refutado – Trento, Sesión 6, cap. 4
SESIÓN 6, CAPÍTULO 4 DEL CONCILIO DE TRENTO
OBJECIÓN: En la sesión 6, capítulo 4 de su decreto sobre la justificación, el Concilio de Trento enseña que la justificación se puede realizar por el agua del bautismo o su deseo.
RESPUESTA: No, no es cierto. De hecho enseña que la justificación no puede ocurrir sin el agua del bautismo o su deseo, según está escrito: quien no renaciere del agua y del Espíritu no podrá salvarse. Eso es muy distinto.
[Nota preliminar: Si la sesión 6, cap. 4 de Trento enseñara lo que afirman los defensores del ‘bautismo de deseo’ (cosa que no lo es), entonces significaría que todo hombre debe recibir el bautismo o por lo menos tener el real deseo/voto de recibir el bautismo para salvarse. Esto significaría que sería una herejía decir que todo aquel que no estuviere bautizado podría salvarse si por lo menos no tuviese el deseo/voto por el bautismo de agua. Pero el 99% de las personas que citan este pasaje a favor del ‘bautismo de deseo’ ni siquiera creen que alguien deba desear el bautismo para salvarse. Ellos creen que los judíos, budistas, hindúes, musulmanes, etc., que no desean el bautismo de agua se pueden salvar. Por lo tanto, el 99% de los que citan este pasaje rechazan incluso lo que ellos afirman que Trento enseña. Francamente, este sólo hecho demuestra la deshonestidad y la mala voluntad de la mayoría de los defensores del ‘bautismo de deseo’ en su intento de citar este pasaje como si ellos fueran fieles a su enseñanza cuando, en realidad, ellos no creen en absoluto en ella y están en herejía al enseñar que los no católicos se pueden salvar sin siquiera desear el bautismo de agua].
Ahora vamos a considerar los hechos que prueban que este pasaje del Concilio de Trento no enseña que la justificación puede ocurrir por el agua del bautismo o su deseo.
Trataremos cinco puntos principales: 1) ejemplos en español que prueban nuestro punto sobre este pasaje; 2) ejemplos del latín que prueban nuestro punto acerca de este pasaje; 3) la común traducción errónea inglesa de este pasaje, que ha engañado a muchos al respecto; 4) la declaración del pasaje de que Juan 3, 5 debe ser entendido “según está escrito”; y 5) un impresionante precedente dogmático de que la palabra en latín de aut ha sido utilizada con sine en un sentido inclusivo.
En primer lugar, el pasaje ha sido groseramente mal traducido en la versión popular inglesa del Denzinger, El Magisterio de la Iglesia. [N. del t.: Aunque este problema no aparece en la versión española del Denzinger, esto es, que la palabra latina sine es traducida como “no puede ocurrir sino a través” en vez de “no puede ocurrir sin”, aun así traduciré esta sección para una comprensión más amplia de este pasaje de Trento y cuál es la mala traducción promovida por los herejes].
La falsa traducción cambia el sentido de la palabra latina sine de “sin” (su real significado) por “sino a través”. El pasaje de Trento en realidad dice que la justificación no puede ocurrir sin el agua del bautismo o su deseo, según está escrito [Juan 3, 5] – y no que la justificación no puede ocurrir “sino a través” del bautismo de agua o su deseo. Esta falsa traducción altera por completo el sentido teológico de la afirmación de Trento; ya que afirmar que algo no puede ocurrir sin X o Y no es lo mismo que decir que algo puede ocurrir o por X o Y.
Consideremos algunos ejemplos tanto en español como en latín que prueban el punto. Aquí hay tres ejemplos en español:
¿Esto quiere decir que el documento puede escribirse con el solo papel o con el solo lápiz? Obviamente que no. Ello significa que ambos son necesarios.
¿Esto quiere decir que el sacramento puede ocurrir con la materia, a pesar de que no hay forma? Obviamente que no. Ello significa que ambos son necesarios.
¿Esto quiere decir que es suficiente para la boda que haya un novio y sin una novia? Obviamente que no. Ello significa que ambos son necesarios para la boda. Asimismo, la estructura de la oración en sesión 6, cap. 4, no significa que el deseo sin el lavatorio de la regeneración es suficiente para la justificación. Ambos son necesarios.
También es importante recordar que cuando los defensores del ‘bautismo de deseo’ intentan responder a estos ejemplos, ellos no son capaces de hacerlo. En lugar de ello, se ven obligados a utilizar ejemplos que no son fieles a la estructura de la oración dada en este pasaje. En los ejemplos que dan, alteran ligeramente la redacción del pasaje convirtiendo la frase en una declaración positiva de uno u otro. No responden con ejemplos que declaren: “no puede ocurrir sin”; porque si usaran ejemplos que se mantuvieran fieles a la estructura de la oración en este pasaje, se dejaría claro, en cada ejemplo dado, que esta estructura de la oración no significa que uno sin el otro es suficiente.
“SEGÚN ESTÁ ESCRITO”, LO CUAL ES INCOMPATIBLE CON EL ‘BAUTISMO DE DESEO’
Antes de ver ejemplos en el latín que también prueban nuestro punto, el lector debe notar que, en este mismo pasaje, el Concilio de Trento enseña que Juan 3, 5 debe tomarse según está escrito (latín: sicut scriptum est). Esto excluye toda posibilidad de la salvación sin el renacer por el agua en el sacramento del bautismo; pues el ‘bautismo de deseo’ no puede ser verdadero si Juan 3, 5 debe ser tomado según está escrito. Juan 3, 5 declara que todo hombre debe renacer del agua y el Espíritu para salvarse, que es lo que niega la teoría del ‘bautismo de deseo’. La teoría del ‘bautismo de deseo’ y una interpretación de Juan 3, 5 como “según está escrito” son mutuamente excluyentes. Todos los defensores del ‘bautismo de deseo’ admitirán esto. Es por eso que todos ellos se ven obligados a optar por una interpretación no literal de Juan 3, 5.
El P. Laisney, un fiero defensor del ‘bautismo de deseo’, admite aquí que Juan 3, 5 no se puede entender según está escrito si el ‘bautismo de deseo’ es verdadero. Él, por lo tanto, sostiene que la verdadera comprensión de Juan 3, 5 es que ella no se aplica literalmente a todos los hombres; es decir, Juan 3, 5 no debe ser entendido según está escrito. Pero ¿cómo entiende la Iglesia católica estas palabras? ¿Qué dice el pasaje de Trento que acabamos de discutir? Dice infaliblemente: “SEGÚN ESTÁ ESCRITO,QUIEN NO RENACIERE DEL AGUA Y DEL ESPÍRITU SANTO, NO PUEDE ENTRAR EN EL REINO DE DIOS”. Esto indica que el pasaje no está enseñando que las personas pueden justificarse o salvarse sin el renacimiento del agua y del Espíritu. La compresión literal de Juan 3, 5 (según está escrito) es lo que encontramos en cada pronunciamiento dogmático sobre el tema.
De hecho, si Trento estuviere enseñando el ‘bautismo de deseo’, se habría encontrado una explicación completa de la idea en el decreto sobre la justificación y/o en los cánones del bautismo. Sin embargo, no hay nada acerca del ‘bautismo de deseo’ en ninguna parte porque Trento no lo enseña.
La razón por la que se menciona la palabra “deseo” en el contexto de la sesión 6, cap. 4 es porque éste capítulo del decreto tridentino trata con respecto a la justificación del adulto: iustificationis impii (la justificación del impío). La palabra “impío” es una descripción fuerte que concierne a los que son mayores del uso de la razón y que son culpables de un pecado mortal actual. En el capítulo 4 y subsiguientes capítulos del decreto sobre la justificación, Trento trata acerca de la justificación para los mayores del uso de la razón, como el contexto lo muestra claramente. Fue en la sesión 5 sobre el pecado original donde Trento trató sobre la traslación del infante a la justificación. Como es en el caso de los adultos, la única manera por la cual los infantes pueden justificarse es por el sacramento del bautismo. Sin embargo, debido a que los adultos y los mayores del uso de la razón también deben desear el sacramento con el fin de ser justificados por él, Trento, en su capítulo 4, especifica que la justificación no puede ocurrir sin un deseo.
Además es muy importante señalar que el capítulo 4, que menciona la palabra “deseo/voto” en el contexto de los prerrequisitos para la justificación (no como algo que cause la justificación), es una “descripción” (descriptio) de la justificación del impío: “Insinuatur descriptio iustificationis impii...”.
En una descripción de lo que estará presente en la justificación de un adulto, el deseo por el bautismo tiene que mencionarse necesariamente. Sin embargo, el capítulo 7 del decreto sobre la justificación trata de las “causas” (causae) de la justificación: “Cap. 7 Quid sit iustificatio impii, et quae eius causae”.
En la definición de las causas de la justificación, solamente se menciona el sacramento del bautismo. Sólo el bautismo es la causa instrumental. Esto se debe porque la única manera de justificarse es mediante la recepción del sacramento del bautismo.
Al enumerar todas las causas de la justificación, ¿por qué el Concilio no mencionó la posibilidad del ‘bautismo de deseo’? Tuvo una gran oportunidad para hacerlo, del mismo modo que enseña claramente no menos de tres veces que la reconciliación dada por el sacramento de la penitencia se puede alcanzar por la contrición perfecta y el deseo de ese sacramento (sesión 14, cap. 4; y dos veces en la sesión 6, cap. 14). El deseo, el martirio, la contrición no se mencionan en ninguna parte en el decreto de Trento sobre las causas de la primera justificación porque ellas no pueden conceder la justificación principal. Solamente el bautismo de agua garantiza la primera justificación. El ‘bautismo de deseo’ no es mencionado porque no es una verdadera doctrina. De hecho, una consideración de la sesión 14, capítulo 4 de Trento sobre el sacramento de la penitencia respalda este punto.
En la sesión 14, cap. 4, Trento declara que una persona bautizada que caiga en pecado grave se puede reconciliar con Dios (y por lo tanto ser restaurado a la justificación) por una contrición perfecta y un deseo del sacramento de la penitencia.
Trento enseña que la contrición perfecta (en una persona bautizada que ha caído) es capaz de “reconciliar” (reconciliare) al hombre con Dios antes que reciba el sacramento de la penitencia; pero que la “reconciliationem” (la reconciliación) con Dios “non ese adscribendam” (no debe atribuirse) a la sola contrición perfecta sin el deseo del sacramento de la penitencia. En el latín, “adscribendam” (ser atribuida) es un femenino acusativo singular gerundio en acuerdo con “reconcilationem” (reconciliación). Por lo tanto, en la enseñanza de Trento la “reconciliación” (que trae la justificación antes del sacramento de la penitencia para una persona bautizada caída) es directamente atribuida, imputada o adscrita a la contrición perfecta y el deseo del sacramento de la penitencia. Considérese esto diligentemente; pues ello prueba que (según Trento) la contrición perfecta y el deseo del sacramento de la penitencia son las CAUSAS para la reconciliación con Dios (y la restauración de la justificación) en una persona bautizada que ha caído en pecado grave. La reconciliación es atribuida a ellas. Ellas son las cosas que, junto con la gracia de Dios, la efectúan o la causan.
Por lo tanto, si el ‘bautismo de deseo’ fuera verdadero – es decir, si el ‘deseo’ por el sacramento del bautismo y/o la contrición puede causar la justificación en una persona no bautizada, así como la contrición perfecta y el deseo del sacramento de la penitencia puede causar la justificación sin el sacramento a una persona bautizada caída – entonces, Trento hubiese incluido el concepto del ‘deseo’ bajo las ‘causas’ de la primera justificación. Sin embargo, como se declaró anteriormente, Trento tiene un capítulo sobre las ‘causas’ de la justificación y no menciona nada por el estilo. No hay nada enseñado sobre el ‘deseo’, la contrición o el martirio como una causa de la justificación en un no bautizado simplemente porque el ‘bautismo de deseo’ es una doctrina falsa. Si en realidad fuera doctrina cierta, entonces lo habría declarado; pero esa no es la enseñanza de la Iglesia católica. Al contrario, Trento enseña que el sacramento del bautismo solo es la causa instrumental de la justificación, porque la justificación solamente le es otorgada al bautizado, como prueba toda definición dogmática que trata de la necesidad del sacramento del bautismo y Juan 3, 5.
También hablé con alguien que conozco sobre el latín de sesión 6, cap. 4. Su nombre es Timothy Johnson. Él es un experto en latín y otros idiomas. Estudió lenguas clásicas en la Universidad de Cambridge, Inglaterra. Él está de acuerdo en que el pasaje no enseña que alguien puede justificarse por el deseo del bautismo de agua. Él hizo hincapié que el pasaje usa la preposición sine, que significa ‘sin’, y considera ser terrible la mala traducción común inglesa de ‘sino a través’ para la palabra ‘sin’. A propósito, la CMRI – grupo sacerdotal sedevacantista de Estados Unidos – es uno de los grupos (entre muchos) que obstinadamente emplean la falsa traducción de “sino a través” (en inglés, “except through” en vez de “without”).
He aquí lo que Timothy Johnson dijo sobre este pasaje:
Como él lo explica, sine (la preposición que significa ‘sin’) gobierna a ‘lavacro’ (lavatorio) que es en el caso ablativo, y al ‘voto’ (deseo), que también es en el caso ablativo. La palabra ‘sin’ se aplica a ambos. Por lo que se podría traducir así: ello [la justificación] no puede ocurrir sin el bautismo de agua o sin el deseo por él, según está escrito...
El pasaje no dice que la justificación “puede” ocurrir “por” esto o aquello. Dice que ello “no puede” ocurrir “sin” esto o aquello, “según está escrito” (sicut scriptum est).
Y si usted está buscando una confirmación en este mismo pasaje de que no hay desviación de la absoluta necesidad del bautismo en agua, ella viene en las mismas palabras que siguen a las palabras que estamos discutiendo. Viene con las palabras, según está escrito: sicut scriptum est.
Sicut scriptum est es el pasivo indicativo perfecto. Literalmente ella significa “ya que es, después de haber sido escrito”. También puede traducirse como “conforme a lo escrito”; “como se ha escrito”; o “conforme está escrito“. Es una declaración, dentro de la misma oración, de que hay una perfecta armonía con la compresión de Juan 3, 5 “según está escrito” que encontramos por todo el Concilio de Trento y en el Concilio de Florencia. Pronto veremos esos ejemplos.
De hecho, mientras ponderaba sobre este pasaje, se me ocurrió que si el malentendido, la mala traducción y el uso indebido de este pasaje ha sido la fuente de tanta herejía y maldad (tal como ha resultado), entonces tendría sentido que Dios, en su providencia y en su bondad, dejaría una clara indicación en el mismo pasaje de que es falso promover cualquier cosa que contradiga Juan 3, 5 “según está escrito”; y Dios sí dejó esta indicación (con las palabras “según está escrito”) en las mismas palabras que siguen a las palabras tan mal entendidas, pervertidas e indebidamente usadas. De hecho, Dios dejó una indicación similar de cómo la palabra aut (“o”) puede utilizarse de una manera inclusiva en otra declaración dogmática de mayor relevancia.
Ahora veamos algunos ejemplos del latín que prueban el punto. En un intento para defender su falsa opinión sobre este pasaje, los defensores del ‘bautismo de deseo’ a menudo afirman que la palabra latina aut (que significa “o”) no puede ser usada de manera inclusiva, siendo que contendimos que sí lo es. Más bien, dicen que es estrictamente exclusivo: es decir, una o la otra, pero no ambas. Ellos están completamente equivocados. Lo que ellos dicen en ese sentido es 100% falso. A continuación se presentan ejemplos de pasajes del latín que absolutamente refutan su falsa afirmación.
Aquí hay algunos ejemplos en la biblia Vulgata latina que prueban que el ‘aut’ puede usarse en un sentido inclusivo. En todos estos ejemplos el ‘o’ en el latín es la palabra ‘aut’, la misma que encontramos en la sesión 6, cap. 4.
Entonces, ¿quiere decir que las personas malvadas no glorificaron a Dios, pero sí le dieron gracias? No, obviamente que no. O por el contrario: ¿quiere decir que le glorificaron como a Dios, pero no le dieron gracias? No, por supuesto que no. Evidentemente el significado es que estas personas malvadas hicieron ambas, no le glorificaron como a Dios y no le dieron gracias. Aut es claramente utilizado en el sentido inclusivo en este pasaje de la Vulgata.
Otro ejemplo es Tito 1, 6:
¿Esto significa que los hijos del sacerdote deben estar libres o de lujuria o de desobediencia? No, por supuesto que no. Obviamente el significado es que los hijos del sacerdote (si es que los haya tenido durante el periodo apostólico) deben estar libres de ambos, de ser acusados de lujuria y desobediencia – no una o la otra. Por lo tanto, aut es claramente usado en el sentido inclusivo.
Otro ejemplo es Juan 3, 8:
¿Quiere esto decir que Nicodemo no sabe de dónde viene el Espíritu, pero sí sabe a dónde va? No, por supuesto que no. Claramente el significado es que Nicodemo no sabe de dónde viene el Espíritu ni tampoco sabe a dónde va. Por consiguiente, el aut es utilizado en el sentido inclusivo. De hecho, en la parte de Juan 3, 8 donde la Vulgata usa aut, numerosas traducciones inglesas colocan ‘y’ [Nota del traductor: en español en vez de ‘y’ es más común el ‘ni’ porque éste es su conjunción copulativo negativo de la ‘y’ en una oración] y en otras tienen ‘o’. Si bien aut significa ‘o’, ella puede ser inclusiva o funcionalmente equivalente a ‘y’, como vemos aquí. En estos casos, aut debe aplicarse a ambos, o debe ser entendido inclusivamente, para ser fiel al significado previsto. Es por lo tanto un hecho que aut puede ser usado en un sentido inclusivo. Ahora vamos a ver un ejemplo dogmático de este punto.
El documento que ahora debemos consultar es la famosa carta dogmática a Flaviano del Papa San León Magno, escrita originalmente en 449, y confirmada por el Concilio de Calcedonia en 451. Esta es la famosa carta que causó que los padres del Concilio de Calcedonia proclamaran: “Pedro ha hablado por la boca de León”, porque la carta de León definió con exactitud la verdad acerca de las dos naturalezas de nuestro Señor Jesucristo, una naturaleza humana y una naturaleza divina, en una sola Persona divina. Este documento es sumamente importante para este tema que tratamos, no sólo con respecto a los aspectos teológicos del asunto, sino también de los gramaticales. Los numerosos aspectos providenciales de este decreto son increíbles. Es herejía rechazar la enseñanza contenida en la carta a Flaviano del Papa León Magno. Ahora bien, el decreto de León Magno contradice la teoría precisa del ‘bautismo de deseo’. El ‘bautismo de deseo’ es típicamente explicado como suplente de la gracia de santificación o justificación sin el bautismo de agua. Pues, en su decreto dogmático, el Papa San León Magno dice:
El Papa León Magno declara infaliblemente que la santificación es inseparable del bautismo de agua. Esto contradice directamente el concepto del ‘bautismo de deseo’ y el ‘bautismo de sangre’. Ambas teorías mantienen que la santificación puede llegar a la persona separadamente del bautismo de agua.
La carta dogmática de León también declara que la sangre de Redención es inseparable del bautismo de agua. Esto es también extremadamente significativo ya que el Concilio de Trento definió que solamente podemos ser justificados por la sangre de Redención, “el mérito del solo mediador” (Jesucristo). Este mérito se aplica “tanto a los adultos como a los párvulos por el sacramento del bautismo”. De esta manera podemos detectar la armonía entre la enseñanza del Papa León Magno sobre la sangre de Redención y su vínculo inseparable del bautismo de agua, y la enseñanza de Trento sobre el mismo punto. El Concilio de Trento declara que la sangre de Redención es aplicada por el sacramento del bautismo, así como lo definió el Papa León Magno. El decreto de León especificó que la sangre es “inseparable” del bautismo de agua.
Si el ‘bautismo de deseo’ fuera cierto – que no lo es – entonces usted habría descubierto una clara explicación en el Concilio de Trento de cómo el mérito de Cristo se aplica a las personas sin el sacramento del bautismo. Usted habría encontrado una clara definición de ello en uno de los cánones acerca del sacramento del bautismo. Habría usted hallado una clara declaración de que se puede alcanzar la justificación antes del sacramento del bautismo y la razón de ello. Sin embargo, no encontrará nada por el estilo en ningún concilio. Esto se debe porque el ‘bautismo de deseo’ es falso. Lo que si tenemos, por el contrario, es declaración tras declaración de que Juan 3, 5 es literal, que ningún hombre se salva sin el sacramento del bautismo, que el mérito de Cristo se aplica por el sacramento, que el sacramento es la causa instrumental de la justificación, etc. Por lo tanto, no hay manera alguna para reconciliar el ‘bautismo de deseo’ o el ‘bautismo de sangre’ con esta proclamación dogmática. Ambas son falsas teorías. De hecho, Dios dejó en el decreto del Papa León Magno una sorprendente evidencia para refutar los argumentos modernos a favor del ‘bautismo de deseo’.
Mientras reflexionaba en la sesión 6, cap. 4 de Trento, me pregunte: así como Dios dejó una clara indicación en la sesión 6, capítulo 4 de que no hay absolutamente ninguna desviación de la absoluta necesidad del bautismo de agua, con las palabras “según está escrito” – y Él dejó esa indicación en el mismo pasaje que ha sido tan mal usado – ¿es posible que Dios dejara una indicación similar en un documento tal como el decreto del Papa León Magno que utilice la palabra latina de ‘aut’ en un sentido inclusivo? ¿No sería interesante que si un documento que tiene tan grande importancia sobre el asunto del bautismo de agua pueda también incluir una pista de que el ‘aut’ puede ser usado en un sentido inclusivo? En otras palabras, Dios dejó allí la indicación y la prueba, sólo debemos buscarla.
Así que mientras repasaba el latín del decreto del Papa León Magno, pude hallar la notable prueba y ejemplo que estuve buscando. Me encontré con este pasaje del documento en el cual hay múltiples usos del aut, como también de un uso del aut con sine, así como lo tenemos en la sesión 6, capítulo 4. Como veremos, este uso del aut con sine es absolutamente un uso inclusivo.
El pasaje trata de las verdades de Cristo: que Él es tanto el Hijo de Dios y el Cristo.
León Magno declara:
NÓTESE LA IMPORTANCIA DE ESTE PASAJE: “igual peligro había en creer que el Señor Jesucristo era tan solamente Dios sin [ser] hombre O [AUT] era tan solo hombre sin [ser] Dios”.
¿El ‘aut’ aquí es usado en un sentido exclusivo o inclusivo? Claramente (y de hecho, infaliblemente) es usado en un sentido inclusivo. Porque se puede caer en el peligro (herejía) a menos que rechace a los dos errores – ambos errores son separados por ‘aut’ u ‘o’. ¡Si rechaza sólo el error de un lado del ‘aut’, caerá en peligro/herejía!
Esto prueba, en una declaración dogmática –una con tremenda relevancia para el tema del bautismo de agua– que el ‘aut’ ha sido usado en un sentido inclusivo, ¡la cual debe ser entendida inclusivamente para comprenderlo acertadamente!
De la misma manera, con respecto a sesión 6, cap. 4, se falla en conseguir la justificación a menos que tenga las dos cosas, el lavatorio de regeneración y el deseo, ambos requerimientos separados por el ‘aut’, precedido por el ‘sine’ (sin). Y la razón, como lo dije anteriormente, por la que se menciona el ‘deseo’ en la sesión 6, cap. 4 de Trento es porque está hablando acerca de la justificación del impío (de la justificación en el adulto), y los adultos deben desear el sacramento cuando lo reciben.
Le compartí mis reflexiones acerca del latín en el decreto del Papa León Magno al mencionado Timothy Johnson. Le pregunté si él coincidía (o estaba de acuerdo) que el uso de ‘aut’ con ‘sine’ es inclusivo, y por ende comparable y/o relevante al uso en la sesión 6, cap. 4 del Concilio de Trento. Él respondió:
Por lo tanto él está de acuerdo en que el uso de ‘aut’ indica que se deben rechazar los dos errores, y que por consiguiente se debe creer que Jesús es Dios y hombre. Él continúa diciendo:
Por lo tanto, el claro uso de ‘aut’ con ‘sine’ en este pasaje absolutamente prueba que ‘aut’ puede ser usado inclusivamente, y que el lenguaje de sesión 6, cap. 4 no indica que el deseo sin el sacramento del bautismo es suficiente para la justificación. Lo que es asombroso de este pasaje es que el ‘aut’ es usado con ‘sine’ entre dos conceptos heréticos los cuales ambos deben ser rechazados. Teológicamente, desde que estamos hablando acerca de la verdad que Cristo es tanto Dios y hombre, no podría haber una manera más fuerte donde Dios nos muestre que el ‘aut’ puede ser usado con ‘sine’ inclusivamente, o que ello se aplica para los dos. Pues la verdad y la afirmación de que Cristo es tanto Dios y hombre viene siendo, junto con la Trinidad, el fundamento del cristianismo. Es como si Dios hubiere dejado a propósito los precedentes gramáticos o léxicos en este documento para refutar futuros argumentos a favor del ‘bautismo de deseo’ y la salvación fuera de la Iglesia venidas de personas que sostienen erróneamente que el ‘aut’ siempre es exclusivo.
Dios sabía que la gente iba a malinterpretar y mal usar la sesión 6, cap. 4 para contradecir la necesidad de Su fe y la necesidad del bautismo. Él por tanto incluyó “sicut scriptum est” en el documento para demostrarnos que no se está desviando de la verdad absoluta de que Juan 3, 5 es según está escrito. También se aseguró de que la oración utilizará sine, para que no hablase de cómo la justificación “puede” ocurrir “por” esto o aquello, sino más bien que la justificación “no puede” ocurrir “sin” los elementos. Él además nos dio un uso dogmático anterior a Trento de la palabra aut con ‘sine’ como un precedente infalible y dogmático de que el aut puede usarse inclusivamente. Y Él colocó este impresionante precedente dogmático, de cómo ‘aut’ debe ser entendido, en el mismo documento que con mayor especificación niega el concepto teológico del ‘bautismo de deseo’ y ‘bautismo de sangre’. Él lo dejó en el mismísimo documento que declara dogmáticamente que el bautismo de agua es inseparable del Espíritu de santificación, lo opuesto al concepto del ‘bautismo de deseo’. No es un accidente que esto se halle en este documento: Dios lo dejó ahí como un indicio para refutar a las personas de nuestros días que andan promoviendo objeciones contra la necesidad de su bautismo.
Así como Dios tan cuidadosamente revisó la creación de la Tierra, y tan cuidadosamente formó cada animal y cada persona, de la misma manera Él protege todos los aspectos de su enseñanza. Él deja en las proclamaciones de su Iglesia todos los materiales necesarios para refutar las herejías.
¿Y qué dicen todos los otros pasajes de Trento sobre la necesidad del bautismo y Juan 3, 5? ¿Enseñan una compresión no literal de Juan 3, 5 (que las personas pueden salvarse sin el bautismo de agua), o excluyen toda salvación sin el bautismo de agua? La respuesta es innegable: la Iglesia enseña infaliblemente que no hay salvación sin el renacimiento del agua y el Espíritu en el sacramento del bautismo, basada en una compresión literal de Juan 3, 5.
Como podemos ver, todas las definiciones de Trento (y en todas partes) se enseña una compresión literal de Juan 3, 5 y que nadie se salva sin el sacramento del bautismo. La declaración “según está escrito” en el pasaje que hemos estado discutiendo (sesión 6, cap. 4) es simplemente una prueba más de que la sesión 6, cap. 4 lleva el mismísimo sentido.
Es verdad que algunos católicos mal entendieron el pasaje de Trento, y eso contribuyó en que el ‘bautismo de deseo’ fuese enseñado por teólogos falibles y textos falibles. En nuestro video en inglés, How Can Baptism of Desire be Contrary to Dogma? (¿Cómo puede ser que el bautismo de deseo sea contrario al dogma?), hablamos de numerosos ejemplos de Papas y santos que erraron en temas dogmáticos y/o en el estatus teológico de una verdad, incluso después de haberse dado un pronunciamiento del magisterio. Les recomendamos a la gente que escuche el video para una discusión completa de cómo eso es posible. Pero algunos dirán: “Puedo ver su punto y no puedo negarlo, pero ¿por qué el pasaje no usó la palabra ‘y’ en lugar de ‘o’; no habría sido entonces más claro?”. Esta pregunta se responde mejor al considerar una serie de cosas:
En primer lugar, se debe recordar que el pasaje describe que la justificación NO PUEDE OCURRIR SIN (es decir, lo que no puede faltar en la justificación); pero no dice que la justificación sí puede ocurrir ya sea por el agua o el deseo.
En segundo lugar, el Concilio no tuvo que usar ‘y’ porque ‘o’ puede significar ‘y’ en el contexto de palabras que figuran en el pasaje, como ya se ha mostrado.
En tercer lugar, quienes hacen esta pregunta deben considerar otra, a saber: Si el ‘bautismo de deseo’ fuera cierto y fuera la enseñanza de Trento, ¿por qué el Concilio no dijo en ningún lugar (cuando tuvo tantas oportunidades de hacerlo) que puede haber justificación sin el sacramento o antes de recibir el sacramento como tan clara y repetidamente lo hizo en relación al sacramento de la penitencia? Esta asombrosa omisión simplemente confirma los puntos que he hecho anteriormente, porque si el pasaje significara el ‘bautismo de deseo’, lo hubiera dicho (es obvio que ello es porque el Espíritu Santo no permitió que el Concilio enseñase el ‘bautismo de deseo’ en sus numerosas declaraciones sobre la necesidad absoluta del bautismo).
En cuarto lugar, la pregunta anterior se responde mejor con un ejemplo paralelo: En 381, el Concilio de Constantinopla definió que el Espíritu Santo procede del Padre. El Concilio no dijo que el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo. La omisión de las palabras “y del Hijo” (filioque en latín) hizo que muchos millones concluyesen erróneamente que el Espíritu Santo no procede del Hijo, una herejía que fue posteriormente condenada por la Iglesia. Si el Concilio de Constantinopla hubiese simplemente incluido esa pequeña declaración, que el Espíritu Santo también procede del Hijo, se habrían evitado más que mil años de controversia con los cismáticos orientales – una controversia que aún continúa en nuestros días –. Esa pequeña frase (“y del Hijo”), si se hubiera incluido en Constantinopla, probablemente habría impedido que millones de personas saliesen de la Iglesia católica y abrasasen la ‘ortodoxia’ oriental, porque los ‘ortodoxos’ orientales piensan y todavía creen que la enseñanza de la Iglesia católica de que el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo es contraria al Concilio de Constantinopla, que se limitó a decir que el Espíritu Santo procede del Padre.
Entonces, ¿el Concilio de Constantinopla se equivocó? Por supuesto que no. ¿Pero Constantinopla pudo haber sido más claro al añadir esa pequeña frase que habría eliminado una controversia? Por supuesto. Entonces, ¿por qué Dios permitió que se produzca esta controversia, cuando Él pudo evitarla con sólo inspirar a los Padres del Concilio de Constantinopla en 381 que incluyesen esa pequeña frase? La respuesta es que debe haber herejías.
Dios permite que surjan herejías con el fin de ver quién va a creer en la verdad y quién no, para ver quién busca la verdad con sinceridad y quién pervierte los hechos para satisfacer con sus propios deseos heréticos. Dios nunca permite que sus concilios, como el de Constantinopla y de Trento, enseñen error alguno, pero Él puede permitir que la verdad sea dicha de manera que pueda dar la oportunidad de torcer y pervertir el significado de las palabras usadas, si ellos lo desean (sin la intención de juego de palabras), como lo hicieron los cismáticos orientales en relación a la omisión de Constantinopla de la frase: y del Hijo.
De hecho, ni siquiera importa si algunos de los padres conciliares de Constantinopla creyesen que el Espíritu Santo no procede del Hijo; y probablemente hubo algunos que no creían que el Espíritu Santo procede del Hijo. Lo único que importa es lo que en realidad declaró el Concilio de Constantinopla, una declaración que no dice nada contrario al hecho de que el Espíritu Santo sí procede del Hijo. Las intenciones de los padres conciliares de Constantinopla o de cualquier otro Concilio no tienen nada que ver con la infalibilidad papal. Lo único que importa es que el dogma real aprobado por el Papa sea declarado o finalizado en una profesión de fe.
De hecho, sobre este punto es muy interesante tomar en cuenta que numerosos Papas señalan que en el canon 28 del Concilio de Calcedonia, los padres de Calcedonia elaboraron un canon que elevó el estatus del obispo de Constantinopla. Los padres del Concilio de Calcedonia, por lo tanto, intentaron elevar el estatus de la Sede de Constantinopla en la elaboración del canon 28. Sin embargo, el canon fue rechazado por el Papa San León Magno en su confirmación de los actos de Calcedonia, y por lo tanto se consideró sin valor.
Esto demuestra que la intención o los pensamientos de los padres de un concilio ecuménico no tienen valor sin la aprobación del Papa. Lo único que importa es lo que la Iglesia realmente declara. Por lo tanto, el hecho que algunos de los padres de Trento – e incluso eminentes y santos teólogos después de Trento – pensaron que el antedicho pasaje de Trento enseñó el ‘bautismo de deseo’ no significa nada; porque los padres en Calcedonia también pensaron que el Concilio estaba elevando el estatus de Constantinopla, cuando no fue así; y algunos de los padres de Constantinopla probablemente pensaron que el Concilio estuvo negando que el Espíritu Santo procede del Hijo, cuando no fue así. El punto esencial es que sólo importan aquellas cosas que son declaradas por los Concilios y finalmente aprobadas – nada más. Y el pasaje citado de Trento no enseña el ‘bautismo de deseo’; no enseña que el deseo justifica sin el bautismo; y no contiene error.
El hecho es que Dios se aseguró que las palabras “según está escrito” fueran incluidas en esa misma frase para asegurar que el Concilio no estaba enseñando el ‘bautismo de deseo’ por su redacción en este pasaje. El pasaje por tanto enseña – según está escrito – que quien no renaciere del agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. ¡Y si lo que dicen los defensores del ‘bautismo de deseo’ fuera correcto (y no lo es), entonces tendríamos que lo que enseña el Concilio en la primera parte de la frase, que Juan 3, 5 no debe ser entendida según está escrito (que a veces el deseo es suficiente), mientras simultáneamente se contradice en la segunda parte de la frase diciéndonos que tomemos a Juan 3, 5 según está escrito (sicut scriptum est)! Pero esto es absurdo, por supuesto. Los que insisten obstinadamente que este pasaje enseña el ‘bautismo de deseo’ están simplemente equivocados y están contradiciendo las propias palabras que figuran en el pasaje de Juan 3, 5. La inclusión de “SEGÚN ESTÁ ESCRITO, quien no renaciere del agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios (Juan 3, 5)”, muestra la perfecta armonía de ése pasaje de Trento con todos los otros pasajes de Trento y los otros concilios que afirman la necesidad absoluta del bautismo de agua sin excepción.
Notas:
[2] Catecismo del Santo Concilio de Trento para los párrocos, P. Agustín Zorita, Valencia: España, 1782, p. 117.
[3] Denzinger 799‐800.
[4] Denzinger 898.
[5] Denzinger 861; Decrees of the Ecumenical Councils, vol. 2, p. 685.
[6] Denzinger 791; Decrees of the Ecumenical Councils, vol. 2, pp. 666‐667.
[7] Denzinger 858.
[8] Denzinger 696; Decrees of the Ecumenical Councils, vol. 1, p. 542.
[9] Denzinger 1800.
[10] The Papal Encyclicals, vol. 2 (1878‐1903), p. 402.
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Monasterio de la Sagrada Familia 3 semanasLeer más...Hola. Ya fue publicado. Gracias.
Monasterio de la Sagrada Familia 3 semanasLeer más...Cuándo van a publicar el calendario de 2025?
Reynaldo 3 semanasLeer más...Dios los bendiga, porfavor suban pronto el calendario 2025 para poder imprimirlo.
nicolas guiñez 1 mesLeer más...Lugares no sólo solitarios, sino, además, silenciosos. De nada sirve estar solo si uno, en el afán de escapar su propia consciencia y la voz de Dios o de sus...
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Serena 6 mesesLeer más...Cansada de leer las atrocidades de Maledicto XVI... Y aún me faltan las Bergoglianas...
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Crowned 6 mesesLeer más...Qué abominable.
Crowned 6 mesesLeer más...Este sábado 20 es el día de Santa Margarita de Antioquía 💕
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