El 17 de septiembre de 2010, Benedicto XVI se reunió con los representantes de las otras religiones en el Colegio Universitario de Santa María en Gran Bretaña.
“Distinguidos invitados, estimado amigos
”Estoy muy contento de tener esta oportunidad de reunirme con vosotros, representantes de las diversas comunidades religiosas en Gran Bretaña. Saludo a los ministros de las religiones presentes y aquellos de vosotros que sois políticos, empresarios e industriales activos. Agradezco al Dr. Azzam y al Gran Rabino Lord Sacks por los saludos que me han expresado en vuestro nombre. Junto con saludarlos, permítanme también desearle a la comunidad judía en Gran Bretaña y en todo el mundo una feliz y santa celebración del Yom Kippur. Gustaría comenzar mi intervención expresando el aprecio de la Iglesia católica por el importante testimonio que todos ustedes ejercen como hombres y mujeres espirituales que viven en una época en que las convicciones religiosas no siempre son entendidas o apreciadas. La presencia de creyentes comprometidos en los diversos campos de la vida social y económica habla de manera elocuente acerca del hecho de que la dimensión espiritual de vuestras vidas es fundamental para nuestra identidad como seres humanos, en otras palabras, que no sólo de pan vive el hombre. Como seguidores de las diferentes tradiciones religiosas que trabajan juntos por el bien de la comunidad en general, le damos mucha importancia a esta dimensión “lado a lado” de nuestra cooperación, que complementa el aspecto “cara a cara” de nuestro continuo diálogo. En el plano espiritual, todos nosotros, en nuestras diferentes maneras, estamos personalmente comprometidos en un viaje que ofrece una respuesta a la pregunta más importante de todas – la pregunta sobre el sentido último de nuestra existencia humana. La búsqueda de lo sagrado es la búsqueda de lo único necesario, que sólo satisface los anhelos del corazón humano… Esto nos motiva a cultivar la práctica de la virtud y para llegar a los otros en el amor, con el mayor respeto por nuestras diferentes tradiciones religiosas. Desde el Concilio Vaticano II, la Iglesia católica ha puesto un especial énfasis a la importancia del diálogo y la cooperación con los seguidores de las otras religiones. Para que sea fructífero, esto requiere reciprocidad por parte de todos los interlocutores en el diálogo y los seguidores de las otras religiones. En particular, estoy pensando en las situaciones en algunas partes del mundo donde la cooperación y el diálogo entre las religiones requieren del respeto mutuo, la libertad en la práctica de la propia religión y en la participación de actos de culto público, y la libertad de seguir la propia conciencia sin sufrir el ostracismo o la persecución, incluso después de la conversión de una religión a otra. Una vez que se ha establecido el respecto y la apertura, los pueblos de todas las religiones trabajarán juntos de manera eficaz para la paz y la comprensión mutua, y así dar un testimonio convincente ante el mundo. Este tipo de diálogo debe realizarse en diferentes niveles y no debe limitarse a discusiones formales. El diálogo de la vida consiste simplemente en vivir juntos unos con otros de tal manera que crezca en el conocimiento y respeto mutuo. El diálogo de acción nos une en formas concretas de colaboración a medida que aplicamos nuestras ideas religiosas a la tarea de promover el desarrollo humano integral, trabajando por la paz, la justicia y el gobierno de la creación. Este diálogo puede incluir el explorar juntos el cómo defender la vida humana en cada etapa y cómo garantizar la no exclusión de la dimensión religiosa de los individuos y las comunidades en la vida de la sociedad. Luego, a nivel de las conversaciones formales, es necesario no sólo el intercambio teológico, sino también compartir nuestras riquezas espirituales, hablando de nuestra experiencia de oración y contemplación, y expresando mutuamente la alegría de nuestro encuentro con el amor divino. En este contexto, me complace notar las numerosas iniciativas positivas adoptadas en este país para promover el diálogo en diversos niveles. Como señalaron los obispos católicos de Inglaterra y Gales en su reciente documento El Encuentro con Dios en el Amigo y en el Extraño, el esfuerzo para alcanzar la amistad con los seguidores de las otras religiones se está convirtiendo en una parte familiar de la misión de la Iglesia local, un rasgo característico del panorama religioso en este país. Mis queridos amigos, para concluir mi intervención, permítanme asegurarles que la Iglesia católica sigue el camino de compromiso y de diálogo en un sentido genuino de respeto por vosotros y vuestras creencias. Los católicos, tanto de Gran Bretaña y en todo el mundo seguirán trabajando para construir puentes de amistad con las otras religiones, para remediar los errores del pasado y para fomentar la confianza entre los individuos y las comunidades”[1].
Este podría ser el discurso más herético nunca dado por ninguno de los cinco antipapas conciliares. En primer lugar, él les desea a los judíos de Gran Bretaña y de todo el mundo una “feliz y santa celebración del Yom Kippur”. Esto es apostasía total.
Luego, él les expresa a los falsos líderes religiosos “el aprecio de la Iglesia católica por el importante testimonio que todos ustedes ejercencomo hombres y mujeres espirituales”. Según Benedicto XVI, la Iglesia católica aprecia la difusión de las falsas religiones. Él también declara que los líderes de las falsas religiones son “testigos” y auténticos hombres y mujeres espirituales. ¡Esto es completa apostasía!
Luego dice que las diferentes religiones falsas “no son siempre apreciadas”, ¡como si las falsas religiones debieran siempre ser apreciadas! En seguida dice que “no sólo de pan vive el hombre”, en alusión a Lucas 4, 4, donde Jesús dice que el hombre no sólo vive de pan, sino de la palabra de Dios. Dado que él se refiere a las contribuciones de las falsas religiones en este contexto, él está afirmando claramente que las diferentes religiones proporcionan el alimento espiritual necesario para la verdadera vida espiritual. Además, él está diciendo que ellos enseñan la palabra de Dios.
Él a continuación afirma que los seguidores de las falsas religiones trabajan por el bien de la comunidad en general. Benedicto XVI en seguida pronuncia la sorprendente herejía de que los seguidores de las diversas religiones falsas responden a la pregunta espiritual acerca del sentido último de la existencia humana. Esto significa que, según Benedicto XVI, todas las religiones darán la misma respuesta satisfactoria sobre cómo se debe seguir a Dios y alcanzar la salvación.
Benedicto XVI luego habla de la forma que debemos tener “el mayor respeto por nuestras diferentes tradiciones religiosas”. A continuación afirma que los miembros de las diferentes religiones pueden “dar un testimonio convincente al mundo”. En seguida continúa diciendo que, en el intercambio con las otras religiones, todos debemos “compartir nuestras riquezas espirituales”. Según Benedicto XVI, hay “riquezas espirituales” en las otras religiones. A continuación cierra el que puede ser el más herético discurso de todos los tiempos al afirmar: “permítanme asegurarles que la Iglesia católica sigue el camino de compromiso y de diálogo en un sentido genuino de respeto por vosotros y vuestras creencias”. Él asegura a todos que la Iglesia católica tiene un genuino respeto por las religiones falsas y diabólicas como también a quienes dirigen esas “religiones”.
Encuentro del Benedicto XVI con los periodistas durante el vuelo, 16 de septiembre de 2010:
“El Reino Unido, como muchos otros países occidentales —es un tema que ya ha tocado en la primera respuesta—, está considerado como un país laico. Existe un fuerte movimiento de ateísmo, incluso con motivaciones culturales. Con todo, hay señales de que la fe religiosa, en particular en Jesucristo, sigue viva a un nivel personal. ¿Qué puede significar esto para los católicos y anglicanos? ¿Se puede hacer algo para que la Iglesia, como institución, sea más creíble y atractiva para todos?
Respuesta de Benedicto XVI: “Diría que una Iglesia que busca sobre todo ser atractiva estaría ya en un camino equivocado, porque la Iglesia no trabaja para sí misma, no trabaja para aumentar sus cifras con el fin de tener más poder. La Iglesia está al servicio del otro: no se sirva a sí misma, para ser un cuerpo fuerte, sino que se esfuerza para hacer accesible el anuncio de Jesucristo, las grandes verdades y las grandes fuerzas de amor y reconciliación que aparecen en esta figura y que vienen siempre de la presencia de Jesucristo. En este sentido la Iglesia busca ser atractiva, sino más bien hacerse transparente para Jesucristo. Y en la medida que la Iglesia no es para sí misma, como un cuerpo fuerte y poderoso en el mundo, que desea tener poder, sino que sea sencillamente voz del otro, se hace realmente transparente para la gran figura de Cristo y las grandes verdades que Él ha traído a la humanidad, la fuerza del amor; ahí es cuando la Iglesia es escuchada y aceptada. Ella no debe considerarse a sí misma, sino ayudar a considerar al otro y ella misma ver y hablar del otro y para el otro. Me parece que, en este sentido, tanto anglicanos como católicos tienen la simple tarea, la misma dirección que tomar. Si los anglicanos y los católicos ven que ambos no están para sí mismos, sino que son instrumentos de Cristo, amigos del Esposo, como dice san Juan, si ambos siguen juntos la prioridad de Cristo y no la de sí mismos; ellos se acercarán entre sí, porque la prioridad de Cristo los congrega y ya no son competidores, buscando cada uno un mayor número, sino que están juntos en el compromiso por la verdad de Cristo que viene a este mundo y así se encuentran también colocados recíprocamente en un verdadero y fecundo ecumenismo”[2].
Benedicto XVI afirma que los católicos y anglicanos tienen la misma misión – es decir, que ambos representan la Iglesia de Jesucristo. Luego afirma que la herética y cismática secta anglicana es una amiga del Esposo. También dice que ellos ya no son competidores, que no buscan ser más numerosos que el otro.
El 17 de septiembre de 2010, Benedicto XVI se reunió con 4.000 alumnos de las escuelas “católicas” en Gran Bretaña:
“Sé que hay muchos no-católicos que estudian en las escuelas católicas de Gran Bretaña, y deseo incluiros a todos vosotros en mi mensaje de hoy. Rezo para que también vosotros os sintáis movidos a la práctica de la virtud y crezcáis en el conocimiento y en la amistad con Dios junto a vuestros compañeros católicos. Sois para ellos un signo que les recuerda ese horizonte mayor, que está fuera de la escuela, y de hecho, es bueno que el respeto y la amistad entre miembros de diversas tradiciones religiosas formen parte de las virtudes que se aprenden en una escuela católica”[3].
Según el apóstata Benedicto XVI, respeto por las falsas religiones es una virtud que debe aprenderse en una escuela católica.
El 16 de septiembre de 2010, Benedicto XVI pronunció una homilía en Glasglow:
“Finalmente, deseo dirigirme a vosotros, mis queridos jóvenes católicos de Escocia. Os apremio a llevar una vida digna de nuestro Señor y de vosotros mismos. Hay muchas tentaciones que debéis afrontar cada día —droga, dinero, sexo, pornografía, alcohol— y que el mundo os dice que os traerá la felicidad, cuando, en verdad, estas cosas son destructivas y crean división”[4].
Los defensores de Benedicto XVI se regocijarían al ver una declaración como la siguiente de Benedicto XVI. Nótese que él dice que la droga, el dinero, el sexo, la pornografía y el alcohol son “destructivos y crean división”. ¡Pero él no dice que estas cosas son pecados!
El 17 de septiembre de 2010, Benedicto XVI dio un discurso en Lambeth Palace, la residencia del “arzobispo” de Canterbury, Vuestra “Gracia” Dr. Rowan Williams:
“Vuestra Gracia: Me complace poder corresponder a la cortesía de las visitas que me ha hecho en Roma con una visita fraterna aquí, en vuestra residencia oficial. Le doy las gracias por su invitación y por la hospitalidad que tan generosamente me ha brindado. Saludo también a los obispos anglicanos reunidos aquí, venidos de diferentes partes del Reino Unido, a mis hermanos obispos de las diócesis católicas de Inglaterra, Gales y Escocia, y a los asesores ecuménicos presentes. Vuestra Gracia se ha referido al histórico encuentro que tuvo lugar en la catedral de Canterbury, hace casi treinta años, entre dos de nuestros predecesores, el Papa Juan Pablo II y el arzobispo Robert Runcie. Allí, en el mismo lugar donde Santo Tomás de Canterbury dio testimonio de Cristo con el derramamiento de su sangre, rezaron juntos por el don de la unidad entre los seguidores de Cristo. Continuamos hoy orando por este don, conscientes de que la unidad que Cristo deseó fervientemente para sus discípulos sólo llegará en respuesta a la oración, a través de la acción del Espíritu Santo, que renueva sin cesar a la Iglesia y la conduce a la plenitud de la verdad. (…) Por otro lado, la creciente dimensión multicultural de la sociedad, especialmente marcada en este país, trae consigo la oportunidad de encontrar a otras religiones. Para nosotros los cristianos, esto nos abre la posibilidad de explorar, junto a los miembros de las otras tradiciones religiosas, formas de dar testimonio de la dimensión trascendente de la persona humana y de la vocación universal a la santidad, poniendo en práctica la virtud en nuestra vida personal y social. La cooperación ecuménica en esta tarea sigue siendo esencial, y ciertamente dará frutos en la promoción de la paz y la armonía en un mundo que, con tanta frecuencia, corre el riesgo de fragmentarse”[5].
Él llama “Vuestra Gracia” a un laico pro-homosexual. También llama de “obispos” a los herejes laicos anglicanos. Este es un rechazo de la enseñanza católica definida infaliblemente por el Papa León XIII. En su bula papal Apostolicae curae de 1896, el Papa León XIII enseñó infaliblemente que las “sagradas órdenes” anglicanas no son válidas. Esto sin duda alguna prueba una vez más que Benedicto XVI es un hereje formal.
El 17 de septiembre de 2010, Benedicto XVI pronunció un discurso a políticos, líderes empresariales, académicos y diplomáticos en el Westminster Hall:
“Permítanme expresar igualmente mi estima por el Parlamento, presente en este lugar desde hace siglos y que ha tenido una profunda influencia en el desarrollo de los gobiernos democráticos entre las naciones (…) el aprecio no sólo de los derechos de los creyentes a la libertad de conciencia y a la libertad religiosa, sino también del legítimo papel de la religión en la vida pública. (…) De esta manera, se garantizan derechos fundamentales como la libertad religiosa, la libertad de conciencia y la libertad de asociación”[6].
El 17 de septiembre de 2010, Benedicto XVI participó en las vísperas y en una celebración ecuménica de oración de la tarde con los anglicanos en la Abadía protestante de Westminster. Benedicto XVI rezó ante la tumba de Eduardo el Confesor con el “Arzobispo” de Canterbury y juntos dieron una bendición final a los participantes del servicio de oración:
“Vuestra Gracia, Señor Decano, Queridos amigos en Cristo,
Os agradezco vuestra amable acogida. Este noble edificio evoca la larga historia de Inglaterra, tan profundamente marcada por la predicación del Evangelio y la cultura cristiana que dio a luz. Vengo hoy aquí desde Roma como peregrino, para rezar ante la tumba de San Eduardo el confesor, y unirme a vosotros para implorar el don de la unidad de los cristianos. Que estos momentos de oración y amistad nos confirmen en el amor a Jesucristo, nuestro Señor y Salvador, y en el testimonio común del perdurable poder del Evangelio para iluminar el futuro de esta gran Nación. (…) Como sabéis, este año se cumple el centenario del movimiento ecuménico moderno, que comenzó con la convocatoria de la Conferencia de Edimburgo a la unidad cristiana como condición previa para un testimonio creíble y convincente del Evangelio en nuestro tiempo. Al conmemorar este aniversario, debemos dar gracias por los notables progresos realizados en este noble objetivo a través de los esfuerzos de los cristianos comprometidos de todas las denominaciones. (…) Queridos amigos, todos somos conscientes de los retos, las bendiciones, las decepciones y los signos de esperanza que han marcado nuestro camino ecuménico. Esta noche, encomendamos todo esto al Señor, confiando en su providencia y el poder de su gracia. Sabemos que la amistad que hemos forjado, el diálogo que hemos iniciado y la esperanza que nos guía nos dará fuerza y orientación, para que perseveremos en nuestro camino común”[7].
Benedicto XVI afirma que los católicos y no-católicos son el testimonio común de la fe y tiene un “camino común”. Esto significa que él cree que los anglicanos y católicos son de la misma fe y están en el mismo camino espiritual.
El 19 de septiembre de 2010, Benedicto XVI dio un discurso en el aeropuerto internacional de Birmingham:
“En el tiempo que he estado con vosotros, he encontrado a representantes de muchas comunidades, culturas, lenguas y religiones que componen la sociedad Británica. La gran diversidad de la moderna Gran Bretaña es un desafío para su Gobierno y su pueblo, pero también representa una gran oportunidad para promover el diálogo intercultural e interreligioso que enriquecerá a toda la comunidad”[8].
Según Benedicto XVI, llegar a encontrar y conocer a diferentes religiones falsas es una gran oportunidad que enriquecerá a toda la comunidad.
Es cierto. Y además, como siempre, muy claros los argumentos y las fuentes para confirmación y consulta. En esta ocasión, me vino a la mente el texto del Libro El...
Juan Santiago Molinelli Torres 2 semanasLeer más...