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La Tradición Litúrgica y Apostólica de la Sepultura
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Tomado del libro: Fuera de la Iglesia Católica No Hay Absolutamente Ninguna Salvación
Además de estos claros testimonios de los Padres contra la teoría del bautismo de deseo, tal vez lo más interesante es el hecho que en la historia de la Iglesia católica no hay ni una sola tradición que pueda citarse para orar por – o dar entierro eclesiástico a – los catecúmenos que murieron sin el bautismo. La Enciclopedia Católica (1907) dice lo siguiente sobre la verdadera tradición de la Iglesia al respecto:
¡He aquí la enseñanza de la tradición católica! ¡Ningún catecúmeno que moría sin el sacramento del bautismo recibía la oración, el sacrificio, o el entierro cristiano!
El Concilio de Braga, en 572 d.C., prohibió la oración por los catecúmenos que morían sin el bautismo. El Papa San León Magno y el Papa San Gelasio habían antes confirmado la misma disciplina de la Iglesia – que era práctica universal – prohibiendo a los católicos que orasen por los catecúmenos que hubiesen muerto sin bautizar[2]. Esto significa que la creencia abrumadora en la Iglesia primitiva y la tradición litúrgica era que no había tal cosa del bautismo de deseo, sin mencionar la posterior enseñanza infalible de la Iglesia sobre Juan 3, 5. No fue sino hasta la Edad Media que la teoría del bautismo de deseo – que postulaba la posible salvación de los catecúmenos que morían sin el bautismo – se convirtió en una creencia extendida, sobre todo, cuando Santo Tomás de Aquino y algunos otros eminentes teólogos la hicieron suya, causando que posteriormente muchos otros teólogos, por deferencia a ellos, la adoptasen.
La verdadera enseñanza de la tradición apostólica y católica sobre este tema también se ve por la enseñanza de la liturgia católica, de la que todos los cultos católicos en la Iglesia primitiva confesaban y creían, a saber: que ningún catecúmeno o persona sin bautizar era considerada parte de los fieles (véase la sección sobre “La única Iglesia de los fieles”). Esta era la creencia de todos los Padres, y esto era lo que se enseñaba a los católicos en la liturgia.
Esto significa que ninguna persona sin bautizar puede salvarse, porque el dogma católico ha definido que nadie se salva fuera de la única Iglesia de los fieles.
Leer otros capítulos y objeciones del libro completo aquí
Notas:
[1] The Catholic Encyclopedia, “Baptism,” Volume 2, 1907, p. 265.
[2] J. Corblet, Histoire du sacrement de bapteme, (Paris: Palme, 1881), pp. 155‐56; citado por el P. Jean‐Marc
Rulleau, Baptism of Desire, p. 36.
[3] Dr. Ludwig Ott, Fundamentals of Catholic Dogma, St. Louis, MO: B. Herder Book, Co., 1954, p. 309.
[4] The Papal Encyclicals, vol. 1 (1740‐1878), p. 230.
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